martes, 6 de julio de 2010

Maravillas del mundo natural

Se tiene la tendencia a buscar fuentes de admiración y conocimiento asomándose a las profundidades del espacio. Sin embargo, en la Tierra se conserva una vastedad de maravillas esperando a ser descubiertas, analizadas, pero más aún, comprendidas por el espíritu humano, como cifras de su inagotable profundidad. Comentemos acerca de algunas de ellas.




Curioso recurso

En el siglo XIX se creía que la característica bífida de la lengua de las serpientes, obedecía a un recurso para retirar el polvo y la suciedad de sus orificios nasales. No es de extrañar que se hubiera tenido esta curiosa impresión. El pragmatismo es una de las maneras más habituales en las que una persona se enfrenta al mundo. Valdría la pena intuir la imagen de la naturaleza más allá de esta cubierta que le hemos colocado por comodidad.



Sensación indescriptible

Si existe un fruto en verdad dulce, ese es el que crece en la planta africana Pentadiplandra brazzeana. Una porción de 30 gramos de este fruto, consigue la misma dulzura que logran 60 kilos de azúcar. Esta singular referencia nos ayuda a dimensionar los alcances de los sentidos: el universo entero, con todo y su variedad y vastedad inagotable, siempre tendrá una versión igual de fascinante, a partir de las sensaciones de los seres vivos. Tal equivalencia hace patente la sutil grandeza de lo animado.



Paciencia y serenidad

Que la paciencia es una de las virtudes más admirables es bastante sabido, no obstante, resulta menos sencillo entender hasta donde se debe seguir en esta pauta de comportamiento. Baste considerar como el tronco del tejo del Pacífico, cuyo nombre científico es Taxus brevifolia se toma más de un siglo en alcanzar 25 centímetros de longitud. Este árbol vierte su existencia en cada centímetro conseguido, su ser completo. Buena lección nos ofrece esta criatura, quien hace del tiempo una manifestación de voluntad y amor propio, con perseverancia y todas las ganas de ser.









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