Entre el cielo y el suelo se despliega una vasta serie de prodigios. Sin embargo, es necesario contar con la paciencia y la sensibilidad necesarias para percibirlos. Cuando se logra este nivel de captación, se hace patente la magia no confesada que anima la realidad. Como muestra de ello, basta contemplar la belleza de estas obras de arte naturales, creadas en el laboratorio del profesor Eshel Ben-Jacob, de la Universidad de Tel Aviv.
Estas composiciones artísticas tienen la particularidad de haber sido obtenidas a partir de imágenes microscópicas de cultivos de bacteria, desarrollados en Cajas de Petri.
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