La creación artística no es un asunto inefable, un asunto que nada tenga que ver con los asuntos de la vida cotidiana. La verdad es que hasta las ideas y las visiones más celestiales o reveladoras se encuentran vinculadas, de alguna u otra manera, con las circunstancias existenciales de sus autores.
A continuación comentaremos algunas de las anécdotas más famosas relacionadas con pintores y artistas de renombre mundial.
Dos genios y girasoles
El célebre pintor holandés Vincent Van Gogh invitó alguna vez a Paul Gauguin, otra gran figura de la plástica francesa, a compartir vivienda con él, en el poblado de Arles. Van Gogh tenía la intención de crear una gran comunidad de artistas y creadores. Tal es la razón por la cual, en su entusiasmo, Van Gogh adornó la habitación que usaría Gauguin con cuadros e ilustraciones de girasoles. Sin embargo, la convivencia entre ambos pintores, famosos por su temperamento apasionado, no fue lo cordial que se esperaba. Tras múltiples confrontaciones entre ambos, la amistad terminó cuando en cierta ocasión Van Gogh, furioso, se cortó un pedazo de su oreja.
Video tomado del canal YouTube de uniques2040
Demasiado provocativa
El pintor John Singer Sargent, estaba seguro de que había logrado una obra extraordinaria cuando finalizó en 1884, el retrato titulado, Madame X (Madame Pierre Gautreau). Sin embargo, cuando Sanger lo dio a conocer, la reacción del público fue totalmente inesperada. Se dijo que el retrato era demasiado atrevido, al borde de lo pornográfico. Lo que conmocionó a la opinión pública parisina de aquel entonces, era el modo en el que contrastaba el oscuro traje de noche de la modelo, con su nívea piel. Probablemente Sargent persiguió este efecto seductor, ya que en un planteamiento preliminar del retrato, uno de los tirantes del vestido, caía maliciosamente sobre el hombro de la bella madame. Ante la negativa del Salón de Paris por exhibir su obra, Sargent, consternado, abandono Francia y se traslado a Inglaterra. Solo después de varios años pudo vender esta pintura al Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
El visionario y la pantalla de plata
En cierta ocasión de su brillante carrera, el cineasta británico Alfred Hitchcock requirió los servicios de un especialista en diseño, para preparar una serie de escenas oníricas que tenía pensado incluir en su cinta Spellbound (1945). Ante esta necesidad, Hitchcock pensó que la mejor opción para desarrollar este trabajo, la tenía en el extraordinario pintor español Salvador Dalí. Ante la perspectiva de darse a conocer en una industria tan popular como la del séptimo arte, Dalí aceptó sin titubeos. En total, el maestro español diseñó cuatro escenografías, que incluían tejados, pirámides, un salón de baile y una sala de casino. En esta última escenografía, unas tijeras gigantescas cortaban a la mitad un ojo inmenso, trazado en altas cortinas. Desafortunadamente los costos tan elevados que implicaban materializar los diseños de Dalí, limitaron en mucho el resultado final.
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