Las maneras convencionales de comunicarse se han transformado conforme van evolucionando los medios tecnológicos. Y paradójicamente, ciertos adelantos tecnológicos van gestando inéditas prácticas comprensivas entre las personas. Este es el caso de internet y las redes sociales. Posiblemente nos encontramos ante un nuevo horizonte de religación social que, acaso, fue augurado por ciertos pensadores del siglo XX.
El lenguaje ideal
La visión general del lenguaje concebida por el filósofo alemán Martin Heidegger nos arroja una interpretación sombría del fenómeno de la socialización virtual. Para Heidegger el lenguaje se manifiesta en primera instancia como “habladuría”, una forma de entendimiento muy superficial que evidencia la inautenticidad de lo humano. Esta perspectiva heideggeriana se asemeja mucho al lado oscuro de las redes sociales, en donde gran parte de lo que se comparte no tiene la suficiente consistencia ni la sustancia para permitir una auténtica comprensión entre los hablantes. En contraste, Heidegger defiende un lenguaje conmemorativo, una comunicación que no esté enfocada a lo pragmático, ni a lo descriptivo vanal, sino que trate de captar el ser auténtico: la poesía.
Decir y comprender
Sin embargo, es posible hallar un contrapeso a esta imagen negativa de la comunicación “ligera”, como la que se da en las redes sociales, en donde no sea necesario comunicarse “poéticamente”, para poder lograr una comprensión con la gente y enriquecer la experiencia de lo real. La noción de juegos de lenguaje manejada por Ludwig Wittgenstein es esta alternativa que podría darle un sentido diferente a la interacción social que uno puede experimentar en Twitter, Facebook o Tuenti.
Jugar realidades
De acuerdo a Wittgenstein, no existe un lenguaje perfecto que nos dé una visión completa de la realidad: las palabras y las cosas no se corresponden de facto. Lo que le brinda al lenguaje su cabal valía es el uso que se le otorgue. El significado de las palabras es la utilización que nos pueda brindar. Por lo consiguiente, el lenguaje puede ser equiparado a un juego y así, existen tantos lenguajes posibles como maneras de jugar con las palabras y la comprensión. En este sentido, las redes sociales pueden ser comparadas a diferentes ámbitos de juego, en donde diversas maneras de comunicarse se dan lugar.
De este modo, desde una perspectiva derivada de Wittgenstein, la realidad no es una sola ni se encuentra condicionada a tener una sola manera para ser expresada, por mucho que sea a través de la belleza de la poesía como quiere Heidegger. Gracias a las redes sociales- derivadas de los juegos de lenguaje de Wittgenstein- se puede lograr que la realidad se torne dinámica y multifacética, imbuida de una ágil vitalidad de sentidos, gracias a la comunicación plural de los cibernautas. Las redes sociales son ámbitos de lúdica vivencia hermenéutica, el pulso de lo vital que expresa más, liberando(nos) en la palabra compartida.
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