Puede que la belleza más grande se concentre en lo más ínfimo. Tal vez la mayor lección no sea verbal ni escrita, sino una breve presencia al alba esparcida en el verdor, misma que se difumina con los primeros calores del mediodía. Las gotas de rocío que se acumulan en las plantas del jardín, en su singular manifestación de brillos y temblores, nos señalan que lo esencial no está en el tamaño o el oropel de las cosas sino en la transparencia con la que se nos ofrecen. Todo eso y más inspiran estas fotografías de gotas de agua, logradas por Andrej Osokin para su colección Magical Waterdrops.
Enlaces acerca de propuestas artísticas que comparten el sentido de las fotografías de Osokin:
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