viernes, 15 de octubre de 2010

Gregory Thielker: la realidad rebasada

El afán por retratar ambientes por medio de la meticulosidad del hiperrealismo, va mucho más allá de un afán de duplicar el mundo en el arte. Ni siquiera la fotografía, con la exactitud de su registro gráfico, queda exenta del sesgo de vida de quien efectúa las capturas. No existe un instante que sea idéntico al siguiente y por lo tanto, un ambiente nunca se encuentra fijo más allá de la convencionalidad de quien lo experimenta. Lo anterior queda ejemplificado en las obras hiperrealistas de Gregory Thielker. Se trata de pinturas de paisajes urbanos contemplados a través de los parabrisas (cristales) de automóviles en movimiento. Thielker explora en ellas, la sensación de cambios constantes que produce el paisaje, visto desde un coche y la manera en la que el agua y la luz, potencializan este efecto.



















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