jueves, 20 de febrero de 2014

Cosmos, una nueva odisea del espacio

Cosmos: un viaje personal, una serie que, con sólo 13 episodios —disfrutados por 600 millones de telespectadores en 70 países—, se volvió un mito. No sólo por el magnetismo desenfrenado de su conductor, el astrónomo Carl Sagan —el “showman de la ciencia”, tal cual lo bautizó por entonces la revista Time— sino por una veta mucho más profunda y memorable: su particular retórica, un estilo —excitante, hipnótico— totalmente desconocido hasta ese momento con el que compartía y revelaba los misterios y bellezas del universo, su nacimiento en el Big Bang, el origen de la vida, el nacimiento y muerte de las estrellas, los cantos de las ballenas, las misiones espaciales y las probabilidades de la existencia de civilizaciones alienígenas lejanas.

Fue una experiencia emocional que dejó una huella profunda en la memoria del espectador no sólo por su apuesta al escepticismo frente a las verdades dogmáticas, por su combate a la ignorancia y al analfabetismo científico. Nos acordamos de Cosmos —aunque no recordemos los detalles de cada episodio— porque dejaba en claro cuál era —y es— nuestro lugar en el universo.

Cuando Carl Sagan murió el 20 de diciembre de 1996 a los 62 años a causa de una neumonía, en su larga lucha contra la mielodisplasia, su trono quedó vacío. Desde entonces, muchos se lo disputan. Pero ninguno le gana al astrofísico estadounidense Neil deGrasse Tyson, director del Planetario Hayden en Nueva York, toda una celebridad científica dentro y fuera de internet y nuevo conductor en la versión de Cosmos para el siglo XXI.

¨Las comparaciones no tardarán en llegar. Tyson lo sabe. Pero incluso en su momento Carl Sagan entendía que Cosmos era algo mucho más grande que él. “Cosmos trasciende a Carl Sagan. Es un vehículo, una manera de aprender por qué importa la ciencia. Carl lo hizo por primera vez. Ahora es mi turno –dice—. Si desterrásemos el analfabetismo científico, viviríamos en otro mundo”.

Ahí está el desafío de Cosmos: A Space-Time Odyssey, su nueva misión. Volver a enamorarnos de la ciencia. “Conocer la historia y evolución del cosmos, nos ayudará a entender cuán tarde llegamos a la fiesta y cuán pequeños somos —cuenta Tyson—. Saberlo puede afectarnos enormemente. La perspectiva cósmica nos vuelve más humildes. Nos incita a hacer el bien antes que el mal. Si comunicamos bien el mensaje, habremos logrado promover un gran cambio”.

Fuente: http://quo.mx/revista-quo/2014/02/20/cosmos-una-nueva-odisea-del-espacio


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