Los teotihuacanos, una de las culturas prehispánicas más impresionantes surgidas en el México Antiguo, además de construir colosales pirámides y metrópolis, desarrollaron un inédito experimento genético, recién descubierto. Para llevar a cabo sus rituales estos indígenas mesoamericanos llevaron a cabo una extraña hibridación entre perro y lobo. Lo anterior ha sido derivado de diferentes restos óseos encontrados en la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan.
Teotihuacan, imponente metrópoli del México Antiguo // Imagen: blog.lib.umn.edu |
Diversas investigaciones arqueozoológicas practicadas sobre esqueletos hallados en tumbas- localizadas en el Templo de Quetzalcóatl y en la mencionada pirámide-, confirmaron la hibridación practicada entre perro y lobo por parte de los teotihuacanos.
El propósito de los indígenas teotihuacanos era obtener al loberro, animal que se utilizaba en ceremonias y ofrendas, ya que simbólicamente se le vinculaba con los militares de aquella cultura ancestral.
Pintura mural teotihuacana // Imagen: greenlanternpress.wordpress.com |
Este hallazgo ha sido obra de un equipo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, mientras inspeccionaban el Entierro 6 de la Pirámide de la Luna.
La creación del loberro evidencia el gran conocimiento que poseían los teotihuacanos acerca de la biología particular de las especies de su entorno. Además de los restos óseos, la utilización del loberro para rituales y ceremonias teotihuacanas se corroboró al estudiar detenidamente la iconografía presente en la cerámica y la pintura mural de esta antigua cultura indígena.
Cerámica teotihuacana representando un cánido // Imagen: universes-in-universe.org |
Se sabe que aproximadamente 120 especies animales eran utilizadas por los teotihuacanos para diversos fines, desde alimenticios hasta domésticos.
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