En las cimas del mundo, Islandia se conserva como un lugar remoto y lleno de maravillas. Una de sus singularidades es que maneja un estilo de vida completamente distinto al confort del resto de las naciones europeas. En Islandia la naturaleza aún determina los derroteros de la vida civilizada a un alto grado. Un ejemplo reciente fue la erupción del volcán Eyjafjallajökull, que alteró por completo la actividad aérea de la región. Otra muestra similar la constituye el conjunto de prácticas que se sigue en el aeropuerto de Isafjordur. Por las singulares características orográficas de esta zona islandesa de fiordos, las aeronaves que arriban a esta terminal aérea tienen que dar un peligroso giro de 230 grados hasta la pista de aterrizaje. Además, los fuertes vientos y la niebla hacen del arribo este aeropuerto extremo una prueba de destreza para cualquier piloto.
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