Por su gran oropel de luces y colores, se podría pensar que una urbe como Las Vegas, en los Estados Unidos, resulta superficial y fatua. No obstante, más allá de ser paradigma de la afición a los juegos de azar, o referente de abundancia económica, Las Vegas expone una cierta poesía. Esto es lo que ha hecho patente Philip Bloom en un breve video time-lapse, acertadamente musicalizado. De tal modo que en el saber ver y en darse el tiempo para ello, se esconde una de las claves de la belleza de la vida.
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